martes, 17 de mayo de 2016

Simplemente a veces nos apetece llorar. Lloramos por el pasado, por los momentos vividos y por el recuerdo que queda. Sin embargo, pocos son los que se dan cuenta que recordar viejos momentos, tantos buenos como malos hace que nos sintamos cómodos. Y es mucho más sencillo preocuparse por no revivir aquel pasado que preocuparse en pensar un futuro que solo existe en nuestra cabeza. Y sobre todo, pensar en la incertidumbre que supone saber o no si ese futuro ideal llegará a ocurrir algún día. A lo que me refiero es que es mucho más fácil querer revivir lo vivido a vivir todo aquello que nos queda por experimentar. Quizás tengas que salir de tu zona de comfort, pero ten en cuenta que para ganar hay que arriesgarse y perder no es una posibilidad, por que cuando recuerdas lo que perdiste en el pasado ya estás perdiendo la oportunidad de ganar en el presente.

miércoles, 6 de abril de 2016

Dije adiós a muchos vicios, entre ellos a aquel vicio de la nostalgia y al placer que produce retroceder en el camino, a mirar atrás de aquella forma. Dije adiós al vicio que supone recordar situaciones, sentir abrazos y presenciar besos. Dije adiós al vicio que supone seguir ahí, en el ancla que me mantenía en el seno del pasado, dije adiós a la obsesión, al placer y a mis sentimientos. Les dije adiós por que eran eso, vicios. Me di cuenta que hay vicios innecesarios, que los vicios gustan y que un vicio pasado siempre produce el placer y en ocasiones, la desesperación. Un vicio frustra cuando de repente caes en la cuenta de que un vicio pasado únicamente podrá ser consumido en nuestra mente, pues la manera fáctica de que acaezca depende de otras variables ajenas a tu propia voluntad. La voluntad es relativa, y lo es cuando hay terceros factores cuya voluntad interfiere en el cumplimiento de nuestro vicio. 

En conclusión aprendí que la mente es soberana, poderosa y dictatorial. Sin embargo, cuando el corazón guarda a una persona en lo más profundo de su existir, muchas veces la mente quiere que esa persona viva en nuestra alma y nos la juega de tal forma que veamos una simple esperanza. Queridos, la esperanza está en nuestra mente y esa extraña adrenalina que sentimos al contemplar la incertidumbre que supone plantearse si de verdad esa esperanza ha sido creada por nuestra mente o por una tercera persona es algo que debemos de eliminar. La duda siempre va a acompañada de una negación, cuando hay dudas hay inseguridades y donde hay inseguridades es mejor huir por que dudar, siempre es una respuesta.

lunes, 7 de marzo de 2016

Me he dejado llevar en muchas ocasiones, he cometido errores como si fuesen a pagarme por ello, me he equivocado, me he reído, he mentido, he llorado, he sufrido, me lo he pasado muy bien y también lo he pasado muy mal. Sin embargo, al final de todo y señalando un punto de vista objetivo pienso que, ¿en qué consiste si no la vida si no es cometiendo errores, tropezarte, levantarte y volver a tropezar?, ¿en qué consiste si no la vida si no es en reírte, en pasarlo bien, en avergonzarte, en enorgullecerte, en beber, en gritar, en llorar, en discutir, en hablar de amor?, ¿en qué consiste si no la vida si no es en ser feliz? En ser feliz perdiendo el orgullo, en arrastrarte por el suelo para conseguir tus objetivos, en luchar y luchar para dormir tranquila, para saber que pusiste todas las cartas sobre la mesa, abriste todas las posibilidades, lo intentaste de todas las formas posibles y es entonces donde te diste cuenta que no pudo ser, pero ¿y si todo sale bien? ¿y si el orgullo nos impide ser felices? Para ser feliz hay que abandonar esos preceptos que nos atan. Por favor te pido, vive tu vida, piensa siempre en ti, en tu felicidad y en tu bienestar, olvida el orgullo, piérdelo, arrástrate, pero sobre todo escucha tu corazón y tus sentimientos, observa qué es lo que te hace feliz y si has conocido algo que te desviva, por favor te pido que luches por ello por que en esta vida hay pocas cosas que nos hacen felices como para desperdiciar algo que te desvive

miércoles, 24 de febrero de 2016

De repente me da por girar la cabeza y mirar atrás, mirar hace aproximadamente un año. Un puto año, 365 días que han sido los más intensos de mi vida, ¿cómo han podido cambiar tanto las cosas? ¿cómo ha podido cambiar tanto mi vida? Miro atrás y no se me ocurre otra cosa más que buscarte entre tantos recuerdos y por fin te encuentro, ha decir verdad sin mucho esfuerzo. Ahí te veo al final de la calle esperándome en tu coche, te veo tirado en tu cama echando una siesta, te veo en mi pecho dormido, te veo en un bar, en nuestro bar, te veo abriéndome la puerta, te veo desayunando. Ojalá jamás te hubiese seguido en twitter, ojalá nunca hubiésemos tenido una relación tan bonita, ojalá no me hubiese enamorado tanto de ti, ojalá no lo hubiese dado todo de mí por que cuando lo das todo, al final te quedas sin nada, sin fuerzas. Ojalá te hubiese conocido unos años después, ojalá poder verte en el altar, vestido de chaqueta y corbata mirándome con esos ojos que hablaban por cinco quijotes cada uno, ojalá tus ojos no hablasen por sí solos. Ojalá mirar atrás y no hacerlo para buscarte, ojalá recordarte con una sonrisa y no con una lágrima, una sonrisa por todo lo que vivimos y una lágrima por que no se volverá a repetir y si se repite jamás será igual, por que ojalá no pensar que estuve hasta las trancas enamorada de ti y de tus manías y de tus tonterías. Ojalá tener la certeza de que volveré a vivir algo así. Y es que me encanta hablar de amor, no sé si más bien hablaré de algo más parecido a la obsesión, pero lo que sé es que cada vez que lo hago me desvivo y tiendo al ojalá, al jamás y al nunca, por que me encanta hablar de amor por que cada vez que lo hago mi pensamiento tiende a infinito. El amor es infinito cuando lo sientes, puedes superar a esa persona con la que lo sentiste, pero jamás conseguirás olvidarla por que esa persona despertó en ti algo que no sabías que existía y toda aquella persona se merece algo más bonito que un simple recuerdo.