domingo, 23 de agosto de 2015

Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber que hacer, tener miedo a tus recuerdos. Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo o no hacer realidad tus sueños. Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus deudas o el mal humor. Queda prohibido dejar a tus amigos, no intentar comprender lo que vivieron juntos, llamarles solo cuando lo necesitas. Queda prohibido no ser tú ante la gente, fingir ante las personas que no importan, hacerte el gracioso con tal de que te recuerden, olvidar a la gente que te quiere. Queda prohibido no hacer las coas por ti mismo, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera un suspiro. Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa, todo por que sus caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente. Queda prohibido no comprender a las personas, pensar que sus vidas valen más que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido olvidar tu historia, no tener un momento para la gente que te necesita, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita. Queda prohibido no buscar tu felicidad, no vivir tu vida con una actitud positiva, no pensar en que podemos ser mejores, no sentir que sin ti este mundo no sería igual.


Neruda.

viernes, 14 de agosto de 2015

¿Y por qué está tan mal visto mirar al pasado de vez en cuando? ¿Por qué no te fijas en quién piensas cuando te dicen "pasado"? ¿Por qué comienza una lluvia cargada de recuerdos? ¿Por qué sonríes al recordarlos? ¿O por qué una lágrima se desliza por la mejilla? Yo puedo darte mi razón, un nombre y un apellido, así en sinónimo, y recuerdos, muchos recuerdos, en plural. Que ¿por qué te echo de menos? o ¿por qué los echo de menos, sí en plural, a los recuerdos? Esas noches en las que en tu pecho se me cerraban los ojos viendo tu serie favorita y tú me despertabas, cuando me despertaba entre tus brazos, cuando me abrazabas por detrás viendo cómo se ponía el sol, cuando te tomabas un batido con un sandwich, cuando pedíamos telepizza todos los viernes, cuando nuestros cuerpos se fundían, cuando discutíamos por quién quería más a quién, cuando bajábamos a la piscina de madrugada, cuando no me dejabas fumar, cuando me decías que era un moniyo, o cuando hacíamos los tontos hablando en idioma "bebé", cuando te enfadabas por que me metía contigo, cuando pronunciabas mi nombre, qué bonito sonaba, jamás me pareció tan bonito hasta que te escuche decirlo, cuando discutíamos por que manchaba tu coche, cuando no sabías aparcar, cuando me dibujabas una sonrisa en la cara. cuando te dejaba notitas debajo del libro de civil, cuando me abrazaste por última vez, es algo que jamás olvidaré, en la puerta de mi casa, no podía parar de llorar, o cuando se te saltaban las lágrimas cuando te preguntaba por qué me querías, ¿Por qué alguien que conoces tan bien puede volverse de un día a otro un completo desconocido? No hay ninguna respuesta para ello, pero ¿cómo puede todo quedarse en un simple "nada dura para siempre"? Y cuando me refiero a todo hablo sobre todas nuestras memorias, sobre nuestra historia, algo que sólo tú y yo conocemos y con eso me quedo. Te quiero.

viernes, 7 de agosto de 2015

Después de tanto y a la vez tan poco, qué alevosía sería decir que no me sigo acordando de ti. De hecho, creo que es imposible olvidar a alguien que ha sido especial y cuando digo olvidar me refiero a no recordarla a diario, incluso sin que duela, simplemente acordarte. Pero, creo que hay pocas personas que pueden activar la parte mágica de nuestros sentimientos, ¿la magia? Qué difícil de explicar, supongo que quien la haya sentido sabe perfectamente de lo que hablo, no es amor es simplemente magia. Hablo de cuando miras a esa persona a los ojos y te pierdes, cuando las palabras sobran, cuando lloras de emoción, cuando estás a dos centímetros suya y el corazón se te va a salir por la boca o cuando lo abrazas y sientes esa extraña sensación por la barriga, por las manos y por todo el cuerpo, juro que parecía que me habían drogado, un fuera de serie.